La industria papelera es un importante sector de la economía española, integrado por unas 1.640 empresas, que dan empleo a más de 44.000 trabajadores. En términos generales, la cadena de valor del papel comienza en las plantaciones de pino y eucalipto dedicadas a la producción de madera, continúa con la fabricación de pulpa de celulosa y papel, y finaliza con la transformación del papel en diversos productos como embalajes, papel de escritura o papel tisú. Tras su consumo, estos productos son reciclados en las fábricas papeleras, llegando a constituir un 61% de las materias primas utilizadas en la fabricación de papel y cartón.
En lo que respecta a la distribución geográfica del sector, es en las regiones de Cataluña, Valencia y Aragón donde este cuenta con una mayor presencia dentro del país.
Los cambios en los hábitos de consumo derivados del aumento de la digitalización han provocado una transformación estructural en la industria papelera. Así, la producción de cartón y otro tipo de productos papeleros destinados al embalaje no ha dejado de crecer en los últimos años. En este sentido, las inversiones en la industria pastero-papelera ha ido en aumento, realizado inversiones por valor de 1.754 M€ en los últimos 5 años. Es un sector en continua transformación que se está enfocando hacia mercados con mayor potencial de crecimiento como los envases y embalajes, y hacia productos de mayor valor añadido como es el caso de los papeles especiales para un amplio y creciente abanico de aplicaciones.
El sector papelero y la economía circular
De los casi 6,9 millones de toneladas de papel consumido en 2022, 5,3 millones fueron utilizados en la producción de papel nuevo. De hecho, en torno al 64% del papel usado en España es recogido para su posterior reciclaje, lo que supone una tasa de recogida tras su uso considerablemente más alta que la de otros materiales. Esta característica, además de su biodegradabilidad, otorgan al papel el potencial de poder sustituir en algunas aplicaciones a otros materiales menos sostenibles como el plástico, lo puede derivar en un crecimiento de la industria papelera en el futuro.
La producción nacional en cifras
El negocio de papel tisú en España ha sido moldeado por los desafíos económicos que el país ha enfrentado desde 2007. La gran recesión mundial que comenzó hace 12 años afectó de manera desproporcionada a la economía de España.
Según ASPAPEL (Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón) la producción global del sector de la celulosa y el papel creció en 2021 un 6,5%, situándose claramente por encima de los niveles prepandemia. En concreto un 7,7% (1.777.000 toneladas) de celulosa y del 6,2% (6.658.900 toneladas) en papel y cartón.
Todos los grandes grupos de papeles vieron incrementada su producción en el 2021. El mayor crecimiento lo experimentaron los papeles especiales y los papeles gráficos, que registraron incrementos del 15,9%, los papeles para cartón ondulado un 5,1%; otros papeles para packaging un 4,6%; los higiénicos y sanitarios un 1,3%; y el cartón estucado, con un 0,9%.
España con un 7% de la producción total europea se sitúa en el sexto productor de papel de la UE, después de Alemania, Suecia, Italia, Finlandia y Francia con 69 fábricas.
En concreto para la producción de celulosa en España hay 10 fábricas, que suponen un 5% de la producción europea y se convierte en el quinto productor comunitario, tras Suecia, Finlandia, Portugal y Alemania.
A largo plazo se prevé un incremento del 2,5% anual en los próximos 10 años, debido al aumento del embalaje y la sustitución del plástico desechable por elementos de papel y cartón.
Aumento de los costes
Las inmejorables características medioambientales del papel y su potencial de sustitución de otros materiales, como al plástico, junto con el incremento del comercio electrónico y el gran esfuerzo del sector en la investigación, desarrollo en nuevos productos y en los procesos de fabricación, nos abren todo un abanico de posibilidades para el papel. No obstante, la situación del 2022 y principios del 2023, en cambio, parece haberse complicado debido a la escalada de precios de la energía y el aumento del coste de las materias primas y el transporte.
La fortaleza que la industria papelera mostró durante la pandemia como industria esencial, manteniendo abierta la práctica totalidad de sus fábricas, pese a la difícil e insólita situación, ha recibido un duro golpe este último año que ha provocado un frenazo en la producción y una caída en la celulosa del 8,3%. El escenario inflacionista propiciado por la guerra de Ucrania ha tenido un impacto brutal sobre los costes del sector, que se han llegado a disparar por encima del 200% a causa de una energía y unas materias primas que no paran de cotizar al alza. El resultado, como no podía ser de otra forma, ha sido un fuerte frenazo en la recuperación. El encarecimiento de los costes, pero, no está afectando solo a la industria papelera, sino también a todos aquellos sectores que dependen en gran parte de esta materia prima. Esta situación imprevisible, de volatilidad y de incertidumbre, complica la gestión de forma significativa y afecta a los márgenes de la cadena de valor.
Las exportaciones del papel español
En cuanto a las exportaciones, el sector papelero registró crecimientos del 8,9% en papel y cartón y del 5,6% en celulosa. La UE continúa siendo el mayor mercado de exportación del papel y la celulosa producida en nuestro país.
En el caso de la celulosa, el comercio exterior registró incrementos significativos. El 73% de las exportaciones fueron a otros países de la UE (Alemania, Polonia, Países Bajos, Italia y Francia básicamente). Fuera de la UE, el Reino Unido (9%), China (9%) y Turquía (4%) son los primeros destinos.